La verdad sobre David Segarra



El foco mediatico se aleja ya de la flotilla entre decenas de asuntos económicos y en nuestra mente se fija la imagen de aquellos tres altruistas españoles que desafiaron, con éxito, a uno de los mejor preparados ejércitos del mundo: el israelí. Sus nombres son Laura Arau, Manuel Tapial y David Segarra.

Todos los medios nos los han vendido como unos solidarios activistas por la causa palestina, pero han evitado profundizar en sus perfiles ideológicos quizás porque perderían toda la simpatía que han cosechado durante estos días.

Lo creáis o no, he seguido la acción de la denominada flotilla de la libertad desde algunos días antes de que se produjera la intervención de la Armada israelí, el pasado 31 de mayo. Me parecía una acción encomiable de un numeroso y plural grupo de pacifistas. Los españoles aseguraban a través de Twitter y de sus blogs que se defenderían pacíficamente, y yo mordí el anzuelo. Les creí hasta el último momento, que fue justo un instante antes de ver la violencia con que se emplearon para defender el barco. Fue entonces cuando entendí que lo prioritario era la acción política y lo secundario la acción humanitaria. He de decir en este punto que me sentí estafado, aunque también quiero señalar claramente y sin que haya lugar a equívocos que el activismo político nunca debe ser silenciado con una pistola.

Tras el estupor inicial llegaron las declaraciones y los protagonistas. A mi me llamó especialmente la atención David Segarra al llegar al aeropuerto de Barcelona. Su tono y sus gestos denotaban seguridad y sin duda convicción al sentenciar que “los hechos son 10 muertos, cualquier otra interpretación es pura y barata propaganda”. Esto me decidió a conocer mejor a este periodista.

Esclavos de la independencia

David Segarra es un joven valenciano de 33 años. Desde finales de los noventa militó en la organización independentista catalano-valenciana ‘Maulets’, vinculada ideológicamente con el grupo terrorista Terra Lliure que se disolvió en 1995. Allí realizó sus pinitos como diseñador “de cabecera”, sentando las bases de lo que hoy es la identidad visual del independentismo levantino, según señalan sus propios compañeros en la militancia.



Los maulets persiguen la independencia de lo que consideran los Países Catalanes, aunque, irónicamente, este nombre no signifique nada más que esclavo en árabe (maula). Este grupo independentista simpatiza con la ilegalizada izquierda abertzale vasca, con la que comparte sus fines de autodeterminación y a la que ha defendido públicamente en diversos actos, según han recogido diarios como ABC.

Además, los límites de estos grupos independentistas de extrema izquierda con los skinheads against racial prejudice (SHARP), los anarquistas y el movimiento ideológico punk no están bien delimitados. A todos ellos les une un sentimiento de resistencia contra la autoridad y el Estado que no siempre es manejado con fines pacíficos.

Basta pues con realizar alguna búsqueda en google para encontrar varios ejemplos de periodistas agredidos por estos grupos independentistas que sólo se distinguen de los ultraderechistas en estética y fines.

Llegados a este punto, conviene señalar que la defensa de la causa Palestina es un punto ideológico clásico en la extrema izquierda española en tanto que liga íntimamente la política exterior estadounidense con todo lo que simboliza Israel. Un modelo de pensamiento que ni siquiera nos es propio; es una importación del pensamiento progresista francés, al que nosotros añadimos la judeofobia. Este tipo de información es la que irá nutriendo al joven militante.

De la propaganda al periodismo de investigación

Con apenas 23 años, el valenciano ya compagina su militancia en Maulets con su recién iniciada carrera de redactor. Junto con varios compañeros funda en Valencia el periódico L’avanc a principios de 1999. El movimiento independentista ya tiene un órgano en el que volcar sus ideas, aunque su regularidad y viabilidad se vean en entredicho en varias ocasiones. Gracias a este trabajo solicita su acreditación de periodista, y ésta es expedida por la Unión de Periodistas Valencianos. David Segarra se convierte así de facto en informador oficial sin haber pisado la Facultad de Ciencias de la Comunicación.

Fue quizás durante este periodo en el que sus artículos en la sección internacional de L’avanc le hicieron fijarse especialmente en Hugo Chávez y la revolución bolivariana. Chávez se convierte en un modelo que admira con fruición y cuya influencia se deja notar en sus artículos y entrevistas. Al punto de que en 2003 inicia su primer viaje a Venezuela, a través de Colombia. Más tarde, volverá a emprender el éxodo inverso al de muchos emigrantes políticos y trabajadores petroleros venezolanos para instalarse en el caraqueño barrio de La Pastora. Allí compartirá una vivienda con la periodista holandesa Tessa Marsman de la Agencia Bolivariana de Noticias. Junto con su amigo Vicent Chanzá funda la productora independiente Guarataro Films e inicia su colaboración con varias cadenas afines al régimen chavista. Finalmente, recalará en la cadena Telesur, una suerte de Al-Jazeera con ínfulas de panlatinoamericanismo.

Entre sus documentales pueden encontrarse reportajes sobre el racismo y la vida en los barrios en Venezuela. También otros rayanos en lo propagandístico. En estos ensalza la figura del ex golpista y ahora presidente electo de Venezuela, desde 1998, Hugo Chávez. Con todo, los que más poderosamente llaman la atención son los dos que dedica a los movimientos opositores estudiantiles iraníes y venezolanos, a los que deslegitima por sus vínculos con otros movimientos opositores extranjeros. El periodista obvia así todo un contexto social sin el que no puede explicarse este desencanto entre los universitarios, y por supuesto su propia lucha personal en el Estado español que tanto aborrece.

Buen ejemplo de su propuesta periodística es ‘Nuevas Caras’. Un documental en el que nada más comenzar rebate los argumentos de una joven venezolana opuesta a Chávez a través del testimonio de Eva Golinger y la siguiente diatriba: “Tiene 18 años es evidente que ha sido manipulada”. Finalmente, llegará a justificar los 120 heridos que se registraron en la Universidad Central de Venezuela el 7 de noviembre de 2007 con argumentos irónicamente muy parecidos, idénticos diría yo, a los que ahora utiliza para descalificar la intervención del ejército israelí contra la Flotilla de la Libertad. Manipula los hechos de una forma tal que nos muestra un plano detalle de la pistolera vacía de dos policías caraqueños para pretender transmitirnos el ‘buenrollismo’ de estos agentes. Basta ver estas imágenes y este vídeo para contemplar como se las gastan estos pacíficos policías pertenecientes a uno de los cuerpos policiales más corruptos del planeta.



Podría comentar minuto a minuto el documental, pero os recomiendo que lo veáis vosotros. Quizás os sorprendan como a mi los parelelismos entre estos hechos y los acontecidos el pasado 31 de mayo.

Muchas incógnitas en el aire

Tras leer sobre este supuesto periodista me han quedado muchas dudas en el aire. A mi me enseñaron en la facultad que no había que tomar partido, que había que dar voz a las partes y que había que sospechar de las fuentes de información interesadas. El pasado nos brinda a periodistas como Eduardo Rózsa Flores o Ambrose Bierce tan involucrados por una causa que al final empuñaron un arma, y otros que han decidido recorrer el camino inverso cambiando la militancia política por los medios de comunicación. Algo une a ambos extremos, y es que no persiguen la búsqueda de la verdad sino la victoria de una ideología.

¿Desconoce David Segarra que, según datos de Reporteros sin Fronteras, Venezuela se encuentra en el puesto 124 del ranking de libertad de prensa y que Irán (172) duerme el sueño de los justos entre los cuatro últimos? ¿Ignora que en este ranking la República Bolivariana está muy por debajo de España o Israel? ¿No sabe que en Venezuela hay campos de entrenamiento para terroristas y que durante el año pasado 44 personas murieron asesinadas al día por arma de fuego? ¿No sabe de los asesinatos de periodistas en Venezuela, de los cierres de cadenas, o de las ansias de limitar la libertad en internet? ¿No sabe como se las gastan sus compañeros militantes en España con los que no comparten sus premisas ideológicas?

Otra duda me asalta como Licenciado en Periodismo... ¿Cualquiera que escriba un periódico durante un determinado tiempo, aunque se trate de un simple panfleto partidista, tiene derecho a ser reconocido y acreditado como periodista? ¿Habría sido igualmente considerada la petición de afiliación si en vez de L’avanc se tratara de un medio ultraderechista? Después de estudiar cinco años en la Universidad permitidme que sea absolutamente radical: el intrusismo tiene que terminar.

Pues eso si este es el periodismo que proponen los informadores independientes como David Segarra, y son sus versiones las que tenemos que creer, yo me quedo con una de sus frases, y se la aplico a él mismo: “Lo otro (lo tuyo) es pura propaganda que, por suerte, nadie está creyendo y nadie está comprando”.

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1 Response to "La verdad sobre David Segarra"

  1. Alberto says:

    Me ha encantado tu entrada, soy el autor de el blog noesbuenosersincero.blogspot.com y me gustaría poder comentar detalles del articulo por email, para poder usar algunos datos en un articulo sobre la flotilla que estoy escribiendo. Mi email es noesbuenosersincero@gmail.com

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